[Este texto fue publicado en La Nación el 23 de marzo de 2013]
Gerardo Molina tiene su corazón en Banfield, pero cada año pasa más tiempo en Colonia, Alemania, donde está la principal sede de Euroamericas Sport Marketing, empresa de la que es socio. Especialista en marketing deportivo, con posgrados en Harvard y en el Disney Institute, y autor de siete libros sobre la temática, dedica su tiempo principalmente a la inteligencia de mercado y las mediciones del retorno de inversión de los patrocinios deportivos, una de las dos principales fuentes de recursos de la «industria deportiva».
«El deporte es una de las diez industrias más importantes del mundo. Según nuestros informes, en este sector hay tres deportes líderes: el fútbol americano, que factura US$ 128 mil millones; el fútbol-soccer, que llega a los US$ 128 mil millones; y el básquet, que está en US$ 84 millones», afirma en una entrevista con LA NACION.
– En Argentina hablar del deporte como negocio es un tema tabú. Incluso se suele acusar por los males del fútbol al criterio empresarial. ¿Cómo ve esto?
-Es exactamente al revés. Sin marcas patrocinantes no hay deporte, ni en al ámbito recreativo ni tampoco en la preparación para el alto rendimiento. Quienes dicen que las empresas que patrocinan el deporte se quedan con su alma, no entienden la ecuación. El deporte hoy es un binomio compuesto por atributos deportivos y extradeportivos. Las empresas que se vinculan al deporte traen bienestar y generan desarrollo dando empleo.
El deporte está hoy entre las diez industrias más importantes del planeta. Si en Argentina alguien se aventura a decir que el deporte tiene que estar disociado del negocio, más que vencer estereotipos tiene que informarse más sobre cómo funciona la industria deportiva mundial.
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