Disparen contra el periodismo profesional (¡y que no quede nada de eso!)

16 10 2011

Los periodistas cometemos errores todos los días. No es porque seamos malos sino sólo porque somos humanos. Y lejos de ser objetivos, como se nos ha pedido y como hemos creído, somos sujetos como otros muchos. Eso significa que, además de las ideas y tendencias personales que cada uno defenderá, también tenemos debilidades, muchas de las cuales terminan en errores. Es viejo el chiste ese que dice que los médicos entierran sus errores y los periodistas los publican.

Para prevenir esas malapraxis periodísticas se escribieron decenas de libros de ética y estilo y hasta algunos manuales de idioma urgente, para los casos más leves en los que las únicas víctimas son la ortografía o la gramática. Para combatir errores de consecuencias potencialmente más graves, organizaciones como Fopea (Foro de Periodismo Argentino) impulsan las buenas prácticas éticas y técnicas del oficio. Es decir, hay cosas que se resuelven con adquirir ciertas técnicas, procesos o rutinas del oficio, algo que se logra con capacitación específica. Pero, claro, hay cuestiones todavía más profundas, en la que es necesario fijar límites claros y establecer guías que ayuden a la conciencia a elegir lo correcto: allí están los códigos de ética y los compromisos profesionales.

Fopea, la única organización institucional argentina de periodistas profesionales (hay otros agrupamientos, pero aún no han logrado superar la informalidad de lo grupal), representa en alguna medida esa búsqueda por el ejercicio de un periodismo libre, ético y de calidad. Después, cada periodista aportará su visión, más o menos teñida de su pensamiento y convicciones. Esa es la idea básica del periodismo profesional, que está más allá de la pelea chiquita entre «independientes» y «militantes». Una puja netamente argentina que colegas periodistas de otros países no alcanzan a entender. No lo entienden ni Robert Cox ni Ignacio Ramonet. El periodismo profesional es sencillo de describir pero difícil de practicar: es una práctica de códigos (por ejemplo, el off the record; y la protección de las víctimas, los niños y los más débiles en general) con un ABC elemental, que incluye consultar a todas las fuentes, contrastar los datos, entender los acontecimientos para poder explicarlos a las audiencias, con las que ahora además debe conversar.

Ese periodismo profesional, que no es de izquierda ni de derecha (categorías que a mi criterio ya no sirven para explicar nada, mucho menos realidades políticas dinámicas -y si no, pregúntenle a Horacio Verbitsky), está bajo fuego. Es atacado con todas las fuerzas por quienes buscan instalar un dualismo tan simplista como peligroso que señala como natural la existencia de un periodismo opositor y otro «militante» (a este sector la palabra «oficialista» le resulta un poco vergonzante). Son los que justifican que en el canal de TV estatal prácticamente no invite a dirigentes opositores (¿cuántas veces estuvieron Mauricio Macri, Alberto Rodríguez Saa o Hermes Binner, por citar algunos) porque esos políticos de «la Opo» tienen a todos los medios de «la Corpo» a su plena disposición. Suponiendo que la Corpo sea eso que nos presentan… digamos que no he visto allí a más dirigentes oficialistas (y de los más recalcitrantes, porque los tibios no van) que en otro lado.

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Periodismo: lejos de reemplazarlo, Wikileaks lo revitalizó

30 11 2010

Roberto Guareschi, que dirigió durante varios años el diario Clarín (al que consideró en su momento «una rareza de occidente») afirma en su blog que WikiLeaks le dio un sopapo al periodismo tradicional y centra su análisis (siempre sesudo) en los méritos de esa plataforma de Internet dedicada a difundir secretos de Estado.

Sin embargo, hay una contracara bastante evidente. El fundador de WikiLeaks, Julián Assange, conoce bien sus fortalezas y sus debilidades. Conciente de las carencias de su plataforma buscó credibilidad y difusión en cinco medios tradicionales (El País, Le Monde, Der Spiegel, The New York Times y The Guardian). Así, implícitamente acepta la necesidad que tiene del periodismo tradicional, el oficio de buscar, analizar, contrastar y difundir información pública (de interés de los públicos o que afecta a los públicos). Probablemente la única función que Wikileaks haya reemplazado hasta ahora sea la de «buscar», pero las otras todavía no.
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De la organización estratificada e hiperjerárquica a la producción colaborativa horizontal e interdisciplinaria

19 09 2010

El 31 de agosto de 2010 participé del II Congreso de Educación «Producción colaborativa y participación», organizado por el Proyecto Quinquela Plan Integral de Educación Digital del Gobierno de la Ciudad en la sede de Barracas de la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Al frente del Proyecto Quinquela está Juan María Segura, a quien conocí cuando dirigía la UADE Business School, donde hice la maestría en Administración de Empresas.

Fue una experiencia muy interesante. Ante un auditorio lleno de educadores, pedagogos y directivos de escuelas, me tocó hablar sobre «El estado del arte de la producción colaborativa». Compartí panel con dos expertos a los que no les llego ni a los tobillos, el propio Juan María y Roberto Balaguer, docente, investigador y consultor uruguayo que integró el Plan Ceibal. Dado ese escenario y esas presencias, sin salirme del área de confort de periodista de diario, opté por escribir mi speach y leerlo, lo cual me costó merecidas críticas. Lo bueno de haberlo escrito es que ahora puedo compartirlo aquí.
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Los 15 pecados del periodismo argentino (que los periodistas reconocen)

15 12 2009

En el catolicismo, la religión que inventó el confesionario, los pecados sólo tienen perdón si se dan dos condiciones: el reconocimiento de haberlos cometido y el propósito de enmienda. El psicoanálisis sostiene algo parecido, para «trabajar un tema» primero hay que descubrirlo. Y un viejo aforisma afirma que para empezar a resolver un problema, lo importante es advertir su existencia.
Bueno, sin pretender autoflajelarse sino con la intención de alcanzar sus dos objetivos principales (la ética y la calidad en el ejercicio del periodismo) el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) encaró su reciente IV Congreso Internacional La Responsabilidad Social de los Medios y el Periodismo con la idea de encontrar las propias debilidades de la profesión. Por eso, el foro invitó a representantes de distintos sectores de la sociedad (dirigentes políticos, sociales, de ONG, religiosos, etc) para que… acusaran nomás.
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