Hace unos días envié al Foro de Periodismo Argentino (Fopea) –al que orgullosamente pertenezco- el texto que sigue a continuación. Se trata de una explicación extensa (escrita a última hora, después de un cierre trabajoso) y poco estructurada acerca de lo que a mi entender está ocurriendo en el debate público sobre la aplicación de la ley de servicios de comunicación audiovisual. Aquí lo comparto a pedido de algún amigo.
A la ley de medios no sólo hay que leerla, también hay que entenderla y ponerla en contexto. Y sobre todo, hay que salir del debate chiquito que se propone «¿Qué va a pasar el 7D?» para ir a uno más grande, más amplio y de cara al futuro (pero no el futuro del mes próximo, sino el de los próximos cinco a diez años).
Para mí, el tema es mucho más amplio, tiene que ver directamente con la libertad de expresión y no solamente con cuestiones patrimoniales de algunas empresas. Tiene que ver con la convergencia digital y el futuro de la comunicación. Y tiene que ver con el periodismo que no hacemos por no entender y centrarnos sólo en la pelea de un Gobierno contra una empresa o de una empresa contra un gobierno, como fuere.
Este texto va a ser largo. Pero me parece importante señalar algunas cuestiones básicas (procurando que sean más hechos que opiniones, aunque eso es sólo una intención).
Nos confunden cuando hablan de licencias y las equiparan a medios, y peor cuando se mezclan las frecuencias: las licencias son permisos administrativos necesarios para contar con medios audiovisuales, en general están vinculadas a frecuencias (un «espacio» en el espectro radioeléctrico por el cual el medio emitirá si es que requiere espectro, como la TV abierta, las AM y las FM).
Clarín no tiene 300 medios, ni 300 frecuencias, tiene 300 licencias, de las cuales más de 260 –y estoy citando de memoria- son licencias de cable (que no ocupa espectro como su nombre lo indica). Una licencia de cable por localidad (a veces dos, fruto de aquella fusión aprobada por Néstor Kirchner). Además, cable es distribución; medios (canales de TV, radio y señales de TV paga) refiere a contenidos. En el mundo, las restricciones a la cantidad de licencias se aplican al espectro que es limitado y es considerado propiedad del Estado (como los ríos, el mar o el espacio aéreo), no al cable (porque el único límite a la instalación de cables es la barrera económica para hacerlo; no hay impedimentos naturales o físicos)
Si hablamos de medios, Telefé tiene más canales de TV abierta (9) que Clarín (4), y Moneta-Garfunkel tiene más radios (8 o 9, quién sabe bien, contra cinco o seis de Clarín, entre las que destacan Radio Mitre, Radio Mitre Córdoba y La 100). Si hablamos de señales de TV paga, los programadores oligopólicos son Fox, Turner y Disney (a los que no se les aplica si quiera cuotas relevantes de contenido nacional: apenas deben destinar el 0,5% de la facturación total anual a comprar contenido nacional pero sólo aquellos que emitan cine en más del 50% de sus programas).
Y, finalmente, si hablamos de uso de espectro, en el área metropolitana de Buenos Aires el que más espectro de TV -por ejemplo- tiene asignado es Telecentro (y ahí cerca, Antina). Ese espectro es usado para dar TV paga inalámbrica. Mientras Clarín tiene un canal (13) y Telefe tiene otro (11), Telecentro (Alberto Pierri, ex presidente de la Cámara de Diputados en los 90), tiene 1 (el 26, que usa para su señal abierta –algo que pocos saben- Canal 26, y 46, 48, 50, 52, 54, 56, 58, 60, 62, 64, 66, 68 y 69, para su servicio pago).
El espectro en radio está colapsado completamente y Afsca no ha demostrado tener un plan técnico (que debería confeccionar junto con la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC). ¿Cómo se va a cumplir el 33% del espectro para entidades sin fines de lucro si en el área metropolitana no entra ni un alfiler en el espectro?
A juzgar por el tratamiento que recibe, por ejemplo Radio Cooperativa (una radio completamente ilegal, que usurpa una frecuencia que es canal libre internacional y que consiguió cuando a la radio que la usaba –también floja de papeles- se «le cayó» la antena…) no parece que haya intención de cambiar ese contexto en el corto plazo. No hubo en ese sentido ninguna medida. En esa radio (por citar sólo un caso -podría escribirse un libro sobre este tema-) la agencia estatal Télam tuvo un programa durante años y aún es responsable del espacio agropecuario. Aclaro: Radio Cooperativa NO ES una cooperativa.
En la ley de medios también hay cuestiones de mercado que no fueron contempladas durante el proceso de debate de la norma, aunque ya se señalaban en ese momento. ¿Por qué no se habló más del concurso que durante más de un año prometió 220 nuevos canales de TV? Porque sólo había 50 interesados para 220 canales, 14 de los cuales (si no recuerdo mal) iban a estar en Buenos Aires. Es habitual escuchar a los canales actuales decir que no es rentable la TV abierta (con sólo cinco canales) y si se analizan los números de pauta oficial (que marcan una fuerte inversión estatal en varios de ellos) podrían tener razón.
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