Sobre la #leydemedios, larga explicación para periodistas

31 10 2012

Hace unos días envié al Foro de Periodismo Argentino (Fopea) –al que orgullosamente pertenezco- el texto que sigue a continuación. Se trata de una explicación extensa (escrita a última hora, después de un cierre trabajoso) y poco estructurada acerca de lo que a mi entender está ocurriendo en el debate público sobre la aplicación de la ley de servicios de comunicación audiovisual. Aquí lo comparto a pedido de algún amigo.

A la ley de medios no sólo hay que leerla, también hay que entenderla y ponerla en contexto. Y sobre todo, hay que salir del debate chiquito que se propone «¿Qué va a pasar el 7D?» para ir a uno más grande, más amplio y de cara al futuro (pero no el futuro del mes próximo, sino el de los próximos cinco a diez años).

Para mí, el tema es mucho más amplio, tiene que ver directamente con la libertad de expresión y no solamente con cuestiones patrimoniales de algunas empresas. Tiene que ver con la convergencia digital y el futuro de la comunicación. Y tiene que ver con el periodismo que no hacemos por no entender y centrarnos sólo en la pelea de un Gobierno contra una empresa o de una empresa contra un gobierno, como fuere.

Este texto va a ser largo. Pero me parece importante señalar algunas cuestiones básicas (procurando que sean más hechos que opiniones, aunque eso es sólo una intención).

Nos confunden cuando hablan de licencias y las equiparan a medios, y peor cuando se mezclan las frecuencias: las licencias son permisos administrativos necesarios para contar con medios audiovisuales, en general están vinculadas a frecuencias (un «espacio» en el espectro radioeléctrico por el cual el medio emitirá si es que requiere espectro, como la TV abierta, las AM y las FM).

Clarín no tiene 300 medios, ni 300 frecuencias, tiene 300 licencias, de las cuales más de 260 –y estoy citando de memoria- son licencias de cable (que no ocupa espectro como su nombre lo indica). Una licencia de cable por localidad (a veces dos, fruto de aquella fusión aprobada por Néstor Kirchner). Además, cable es distribución; medios (canales de TV, radio y señales de TV paga) refiere a contenidos. En el mundo, las restricciones a la cantidad de licencias se aplican al espectro que es limitado y es considerado propiedad del Estado (como los ríos, el mar o el espacio aéreo), no al cable (porque el único límite a la instalación de cables es la barrera económica para hacerlo; no hay impedimentos naturales o físicos)

Si hablamos de medios, Telefé tiene más canales de TV abierta (9) que Clarín (4), y Moneta-Garfunkel tiene más radios (8 o 9, quién sabe bien, contra cinco o seis de Clarín, entre las que destacan Radio Mitre, Radio Mitre Córdoba y La 100). Si hablamos de señales de TV paga, los programadores oligopólicos son Fox, Turner y Disney (a los que no se les aplica si quiera cuotas relevantes de contenido nacional: apenas deben destinar el 0,5% de la facturación total anual a comprar contenido nacional pero sólo aquellos que emitan cine en más del 50% de sus programas).

Y, finalmente, si hablamos de uso de espectro, en el área metropolitana de Buenos Aires el que más espectro de TV -por ejemplo- tiene asignado es Telecentro (y ahí cerca, Antina). Ese espectro es usado para dar TV paga inalámbrica. Mientras Clarín tiene un canal (13) y Telefe tiene otro (11), Telecentro (Alberto Pierri, ex presidente de la Cámara de Diputados en los 90), tiene 1 (el 26, que usa para su señal abierta –algo que pocos saben- Canal 26, y 46, 48, 50, 52, 54, 56, 58, 60, 62, 64, 66, 68 y 69, para su servicio pago).

El espectro en radio está colapsado completamente y Afsca no ha demostrado tener un plan técnico (que debería confeccionar junto con la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC). ¿Cómo se va a cumplir el 33% del espectro para entidades sin fines de lucro si en el área metropolitana no entra ni un alfiler en el espectro?

A juzgar por el tratamiento que recibe, por ejemplo Radio Cooperativa (una radio completamente ilegal, que usurpa una frecuencia que es canal libre internacional y que consiguió cuando a la radio que la usaba –también floja de papeles- se «le cayó» la antena…) no parece que haya intención de cambiar ese contexto en el corto plazo. No hubo en ese sentido ninguna medida. En esa radio (por citar sólo un caso -podría escribirse un libro sobre este tema-) la agencia estatal Télam tuvo un programa durante años y aún es responsable del espacio agropecuario. Aclaro: Radio Cooperativa NO ES una cooperativa.

En la ley de medios también hay cuestiones de mercado que no fueron contempladas durante el proceso de debate de la norma, aunque ya se señalaban en ese momento. ¿Por qué no se habló más del concurso que durante más de un año prometió 220 nuevos canales de TV? Porque sólo había 50 interesados para 220 canales, 14 de los cuales (si no recuerdo mal) iban a estar en Buenos Aires. Es habitual escuchar a los canales actuales decir que no es rentable la TV abierta (con sólo cinco canales) y si se analizan los números de pauta oficial (que marcan una fuerte inversión estatal en varios de ellos) podrían tener razón.
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Disparen contra el periodismo profesional (¡y que no quede nada de eso!)

16 10 2011

Los periodistas cometemos errores todos los días. No es porque seamos malos sino sólo porque somos humanos. Y lejos de ser objetivos, como se nos ha pedido y como hemos creído, somos sujetos como otros muchos. Eso significa que, además de las ideas y tendencias personales que cada uno defenderá, también tenemos debilidades, muchas de las cuales terminan en errores. Es viejo el chiste ese que dice que los médicos entierran sus errores y los periodistas los publican.

Para prevenir esas malapraxis periodísticas se escribieron decenas de libros de ética y estilo y hasta algunos manuales de idioma urgente, para los casos más leves en los que las únicas víctimas son la ortografía o la gramática. Para combatir errores de consecuencias potencialmente más graves, organizaciones como Fopea (Foro de Periodismo Argentino) impulsan las buenas prácticas éticas y técnicas del oficio. Es decir, hay cosas que se resuelven con adquirir ciertas técnicas, procesos o rutinas del oficio, algo que se logra con capacitación específica. Pero, claro, hay cuestiones todavía más profundas, en la que es necesario fijar límites claros y establecer guías que ayuden a la conciencia a elegir lo correcto: allí están los códigos de ética y los compromisos profesionales.

Fopea, la única organización institucional argentina de periodistas profesionales (hay otros agrupamientos, pero aún no han logrado superar la informalidad de lo grupal), representa en alguna medida esa búsqueda por el ejercicio de un periodismo libre, ético y de calidad. Después, cada periodista aportará su visión, más o menos teñida de su pensamiento y convicciones. Esa es la idea básica del periodismo profesional, que está más allá de la pelea chiquita entre «independientes» y «militantes». Una puja netamente argentina que colegas periodistas de otros países no alcanzan a entender. No lo entienden ni Robert Cox ni Ignacio Ramonet. El periodismo profesional es sencillo de describir pero difícil de practicar: es una práctica de códigos (por ejemplo, el off the record; y la protección de las víctimas, los niños y los más débiles en general) con un ABC elemental, que incluye consultar a todas las fuentes, contrastar los datos, entender los acontecimientos para poder explicarlos a las audiencias, con las que ahora además debe conversar.

Ese periodismo profesional, que no es de izquierda ni de derecha (categorías que a mi criterio ya no sirven para explicar nada, mucho menos realidades políticas dinámicas -y si no, pregúntenle a Horacio Verbitsky), está bajo fuego. Es atacado con todas las fuerzas por quienes buscan instalar un dualismo tan simplista como peligroso que señala como natural la existencia de un periodismo opositor y otro «militante» (a este sector la palabra «oficialista» le resulta un poco vergonzante). Son los que justifican que en el canal de TV estatal prácticamente no invite a dirigentes opositores (¿cuántas veces estuvieron Mauricio Macri, Alberto Rodríguez Saa o Hermes Binner, por citar algunos) porque esos políticos de «la Opo» tienen a todos los medios de «la Corpo» a su plena disposición. Suponiendo que la Corpo sea eso que nos presentan… digamos que no he visto allí a más dirigentes oficialistas (y de los más recalcitrantes, porque los tibios no van) que en otro lado.

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El peor enemigo del periodismo argentino es la política local en ciudades de menos de 50.000 habitantes

29 06 2011

Aunque lejos de situaciones extremas donde la libertad de expresión sufre atentados de manera cotidiana en América latina, como México, Honduras o Cuba, el periodismo argentino no está exento de ataques y de hostigamientos. Esa es la principal conclusión del Informe 2010 del Programa de Monitoreo de la Libertad de Expresión del Foro de Periodismo Argentino (Fopea), que registró 109 agresiones a la libertad de prensa en el país.

El ataque más grave fue el asesinato del periodista y militante social de la villa 31 Adams Ledesma Valenzuela, director del periódico Mundo Villa, ocurrido el 4 de septiembre. Otra señal peligrosa sobre la calidad de la libertad de expresión se dio pocos días después, cuando Gustavo Prellezo, único condenado por el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas que seguía en prisión, recibió el beneficio de la prisión domiciliaria.

En 2010, los cronistas que más cerca estuvieron de la noticia fueron los más agredidos: periodistas de radio y de medios gráficos, 29 y 23 agresiones, respectivamente, junto con los camarógrafos (16) y fotógrafos (5). Los periodistas de televisión protagonizaron 13 casos; dueños y directivos de medios, 15; periodistas de páginas de Internet, 4.
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La verdadera historia del bloqueo a los diarios Clarín y La Nación

30 03 2011

El Foro de Periodismo Argentino (Fopea), una organización profesional no sindical integrada por casi 300 periodistas de todo el país, autorizó la difusión del informe elaborado por su Monitoreo de la Libertad de Expresión sobre el caso del bloqueo a los diarios Clarín y La Nación durante el fin de semana del 26 y 27 de marzo.

Quienes sinceramente quieren saber qué pasó y esperan el relato de una fuente relativamente imparcial, acá lo tienen, completo.
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La responsabilidad social de los medios y el periodismo, según Bernardo Kliksberg

29 12 2009

Bernardo Kliksberg, asesor principal de Naciones Unidas para América Latina y presidente del Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresaria y Capital Social (Cenarsecs), grabó una conferencia para el IV Congreso Internacional del Foro de Periodismo Argentino (Fopea) que, precisamente, se centró en la responsabilidad social de los medios y el periodismo.
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Los 15 pecados del periodismo argentino (que los periodistas reconocen)

15 12 2009

En el catolicismo, la religión que inventó el confesionario, los pecados sólo tienen perdón si se dan dos condiciones: el reconocimiento de haberlos cometido y el propósito de enmienda. El psicoanálisis sostiene algo parecido, para «trabajar un tema» primero hay que descubrirlo. Y un viejo aforisma afirma que para empezar a resolver un problema, lo importante es advertir su existencia.
Bueno, sin pretender autoflajelarse sino con la intención de alcanzar sus dos objetivos principales (la ética y la calidad en el ejercicio del periodismo) el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) encaró su reciente IV Congreso Internacional La Responsabilidad Social de los Medios y el Periodismo con la idea de encontrar las propias debilidades de la profesión. Por eso, el foro invitó a representantes de distintos sectores de la sociedad (dirigentes políticos, sociales, de ONG, religiosos, etc) para que… acusaran nomás.
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Innovación colectiva: primera investigación periodística de Fopea

4 12 2009

La Unidad de Investigaciones Periodísticas (UIP) del Foro de Periodismo Argentino (Fopea) difundió su primer trabajo. El equipo -el primero porque la unidad irá rotando a sus integrantes- estuvo integrado por Ricardo Mosso y Abel Escudero Zadrayec (reporteros) y Martín Grosz (asistente) bajo la supervisión de Gerardo Young.

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