María Seoane, directora de Radio Nacional, mintió. Dijo que “no es verdad” que el Gobierno nacional prevea levantar los contenidos locales de las 48 radios que el Estado tiene en todo el país para hacerle espacio al programa de Luciano Galende que Radio Nacional Buenos Aires emite de 9 a 12. Dio su palabra de honor. “Desmintió”, repiten muchos periodistas, algunos de los cuales no pueden ser acusados de oficialistas. Y, particularmente, me desmintió a mi, y a esta nota que publiqué en La Nación.
Pero resulta que Seoane, una periodista de extensa trayectoria y muchísimos premios, mintió. Y es fácil de demostrarlo. Hay muchos hechos que confirman su mentira y hay cientos de personas que saben que mintió y podrían decirlo si tuvieran la certeza de que su puesto de trabajo en los medios estatales no correrá peligro. Los empleados de aquellas 48 radios (40 integrantes de la cadena de Radio Nacional y 8 ex emisoras comerciales del Estado) recibieron la semana pasada la confirmación de que habrá que hacerle espacio a Galende. “Es una orden de arriba”, “es una cuestión política”, fue la explicación que recibieron de parte de los directores de las emisoras, algunos de los cuales hicieron reuniones en los que se conversó del tema. Es más, esa “bajada de línea” originó una serie de protestas gremiales que comenzó en LT 14 Radio General Urquiza, de Paraná, y siguió en LT 11, Radio General Ramírez, de Concepción del Uruguay, y rápidamente se extendió a las otras seis ex emisoras comerciales del Estado, que desde la aprobación de la ley de medios pasaron a pertenecer a Radio y Televisión Argentina SE. Esas radios siempre gozaron de cierta autonomía para elegir sus programas. En cambio, las 40 emisoras de la red de Nacional tienen menos libertad sindical y hasta ahora han respondido al discurso del kirchnerismo. Eso mismo está provocando algunos cortocircuitos ahora porque son kirchneristas los programas que deberán correrse del horario de la mañana para dejarle lugar al kirchnerismo centralista porteño. Además, ¿y la ley de medios que iba a federalizar los contenidos y a fomentar la producción de contenidos locales?
Bueno, resulta que Seoane salió por algunas emisoras a “desmentir” y muchos periodistas se quedaron con la desmentida. ¿Y la verificación de los hechos? ¿Y la consulta a todas las fuentes? Yo también hablé con Seoane y a mi me dijo lo mismo que dijo al aire. Pero inmediatamente después, también hablé con delegados sindicales y empleados de las emisoras afectadas, y también me llegaron mensajes espontáneos de varias radios de la cadena. ¿Y qué dicen? Dicen que todo sigue en marcha, que ese es el mensaje que les llegó. Que las radios comerciales tendrán la alternativa de emitir a Galende por AM o por FM, a elección, pero que las radios nacionales deberán seguir con el amontonamiento de programas a la tarde para despejar el horario central.
¿Desde cuándo el periodismo dejó a los funcionarios la última palabra? El que inauguró esa mala praxis (eso sí que es mala praxis) en la actual coyuntura política argentina fue Víctor Hugo Morales, después de que Néstor Kirchner lo llamó para aclararle cómo y por qué compró 2 millones de dólares a un precio conveniente en pleno conflicto agropecuario de 2008. A Víctor Hugo esa explicación le alcanzó. Ya está, no se hable más. De hecho, ese fue el momento de conversión del relator uruguayo (cuyo pasado revelan dos periodistas que no pueden ser acusados de integrar ninguna derecha ni estar vinculados al grupo Clarín). El fenómeno se generalizó. Por ejemplo, los lectores de Página/12 deben seguir creyendo que el canal Wall Kintun TV, cuya propiedad se atribuye al pueblo mapuche, está al aire. Pero hasta ahora no lo está. Nunca estuvo al aire, y ni siquiera tiene transmisor.
Sobre lo que Seoane dice que no ocurrió, hubo reuniones, explicaciones, protestas… todos hechos que confirman el plan. Es decir, confirman que Seoane mintió. Y aún ahora, después de su desmentida, hay información que confirma que el plan “Galende para todos”, previsto para febrero de 2013, sigue en marcha. Y esa información agrega un dato en favor de la propia Seoane: la directora de Radio Nacional no comparte la idea de poner a Galende en cadena en las 48 radios. Pero la ex periodista de Clarín es hoy un soldado de la causa. Y es cierto que esta orden «viene de arriba».
Con el kirchnerismo los periodistas militantes tendrán mejor sueldo pero tienen menos trabajo: para ellos es suficiente con encender el micrófono cuando habla el funcionario. En cambio, los periodistas profesionales nunca tuvimos una tarea más esforzada: tenemos que chequear hasta lo obvio.
Ojalá que Seoane imponga su criterio y que la nacionalización de Galende (conductor de la propaganda oficial 678) haya sido sólo una mala idea.
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